Skip to main content

“A ti, oh Dios, te alabamos”

HOMILÍA TEDEUM POR LA PATRIA ECUATORIANA

Por Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb

“A ti, oh Dios, te alabamos” Estas son las palabras con las que iniciamos el Tedeum por la Patria. Nuestro Himno de alabanza lo entonamos hoy con profunda fe, dando gracias a Dios por la libertad y mirando el futuro con esperanza al asumir hoy el nuevo Gobierno del País.

Entonaremos el Himno diciendo, “Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad. Sé su pastor y ensálzalo eternamente. Día tras día te bendecimos”. Ponemos al Ecuador en el Corazón de Jesús. Somos un país consagrado a su Corazón y ello nos compromete a amar al hermano, a dar la vida por el otro, a trabajar para construir, desde nuestras creencias, un país mejor.

Hoy recordamos la libertad de nuestro pueblo hace 199 años. Celebrar la libertad es un mirar al pasado, recordar la historia, traer a la memoria nombres, hechos y acontecimientos, pero no puede ni debe ser una celebración de pasado, todo lo contrario, debe ser una celebración de futuro, porque la libertad la conquistamos día a día con nuestro esfuerzo, dando lo mejor de nosotros mismos para hacer que en nuestra Patria reine la libertad, la justicia, la fraternidad, la solidaridad y el encuentro.

Ustedes, Sr. Presidente y Sr. Vicepresidente, que asumen su mandato y que han querido comenzar, como hombres creyentes, expresando la fe de la gran mayoría de los ecuatorianos, nos hablaron del “Encuentro”, nos invitaron a “Encontrarnos” y ése es el principal desafío que tienen en sus manos. Ese “Encuentro” es un deseo y un anhelo del pueblo que deben hacer realidad.

El Papa Francisco contrasta la “cultura de la indiferencia” con la “cultura del encuentro”. Él nos dice: “Estamos acostumbrados a una cultura de la indiferencia y tenemos que trabajar y pedir la gracia de realizar una cultura del encuentro. De este encuentro fecundo, este encuentro que restituya a cada persona su propia dignidad de hijo de Dios, la dignidad del viviente. Estamos acostumbrados a esta indiferencia, cuando vemos las calamidades de este mundo o las cosas pequeñas: “qué pena, pobre gente, cuánto sufre”… y seguimos de largo. El encuentro. Si no miro, no basta ver, no, hay que mirar, si no me detengo, si no miro, si no toco, si no hablo, no puedo hacer un encuentro y no puedo ayudar a hacer una Cultura del Encuentro”.

 Ustedes y nosotros, estamos llamados a “mirar”, a detenernos, a tocar, a caminar hacia el encuentro con el otro. No podemos ser indiferentes. No será una tarea únicamente de usted este encuentro, será de todos.

 Debemos “creer” en que es posible ir y encontrarnos, caminar y encontrarnos, dialogar y encontrarnos, trabajar y encontrarnos. Debemos, como dice Francisco, lograr “un encuentro fecundo, es decir, que devuelve la identidad a quien la ha perdido, que devuelve a toda la sociedad el sentido de su ser. Una sociedad que debe experimentarse como la posibilidad de dar testimonio de valores especiales que lleven a la integración permanente, al encuentro constante para alcanzar las metas soñadas para el bienestar y el buen vivir de todos”

Todos estamos llamados, todos estamos convocados, y la necesidad es trabajar en equipo, “donde los valores ayuden a construir una Cultura del Encuentro en la que prevenimos y socorremos las necesidades de nuestros hermanos y combatimos el individualismo exagerado, la indiferencia y la injusticia que nos impiden vivir como una sola familia humana” (Francisco).

Esta “Cultura del Encuentro”, debe significar para todos una nueva forma de vida y modo de actuar en relación a los “otros”, en relación “al hermano” que está a mi lado.

Jesús supo encontrarse, Él no pasó de largo frente al que sufría. Se detuvo, escuchó el clamor, curó, levantó, resucitó, salvó. El cristiano, usted, yo, todos los que seguimos los pasos del Señor, debemos saber estar atentos al otro, al que sufre, debemos salvar y dar la mano, levantar y sanar, consolar y aliviar. Todos debemos pasar, como pasó Jesús, “haciendo el bien”.

 Los Obispos del Ecuador en nuestro comunicado luego de las elecciones, dijimos: “¡Es hora del Ecuador!”. ¿Cómo construiremos esta “Hora del Ecuador”? Estoy convencido de que la construimos juntos, dejando atrás todo aquello que nos separa y potenciando aquello que nos une. La construiremos en el amor a nuestro país y en el deseo de salir de todas las situaciones críticas en la que vivimos hoy.

Es la “Hora del Ecuador”, es la hora de la SABIDURÍA. Pidan ustedes a Dios la Sabiduría para saber gobernar este pueblo buscando el bien común, como la pidió Salomón.

Es la “Hora del Ecuador”, es la hora la PAZ. Vivan la sabiduría que viene de Dios, y sean “amantes de la paz, comprensivos, dóciles, llenos de misericordia, comprometidos a dar buenos frutos, imparciales y sinceros”.

Es la “Hora del Ecuador”, es la hora de la JUSTICIA. Comprometámonos todos a sembrar la paz y cosechar frutos abundantes de justicia.

Es la “Hora del Ecuador”, es hora de la UNIDAD. Hagamos vida las palabras de Jesús que nos invita a ser “unos”, a vivir la unidad y ser así verdaderos testigos ante los demás.

Es la “Hora del Ecuador”, es hora de la ESPERANZA. Miremos el mañana con esperanza, dejando a un lado, todo “desencanto y desesperanza, porque eso no alienta un espíritu de solidaridad y de generosidad” (Francisco).

Es la “Hora del Ecuador”, es la hora de la SOLIDARIDAD. Aceptemos la llamada del Señor, que, “no nos invita a preguntarnos quiénes son los que están cerca de nosotros, sino a volvernos cercanos, prójimos... nos interpela a dejar de lado toda indiferencia y, ante el sufrimiento, volvernos cercanos a cualquiera. Entonces, ya no digo que tengo “prójimo” a quienes debo ayudar, sino que me siento llamado a volverme yo un prójimo de los otros” (Francisco).

Es la Hora del Ecuador”, es la hora del ENCUENTRO y del DIÁLOGO. Escuchemos el llamado a ser, cada uno de nosotros, “un artesano de la paz, uniendo y no dividiendo, extinguiendo el odio y no conservándolo, abriendo las sendas del diálogo y no levantando muros. Dialogar, encontrarnos para instaurar en el mundo la cultura del diálogo, la cultura del encuentro” (Francisco).

Es la “Hora del Ecuador” y es la hora de no olvidarnos de que es tarea de todos el encontrarnos porque, el Ecuador somos todos.

Que María, la Buena Madre, los Auxilie a ustedes Sr. Presidente y Sr. Vicepresidente, en la misión que asumen. Estén siempre, como Ella, atentos a las necesidades de los demás y salgan de prisa a servir. ASÍ SEA.