Skip to main content

“Ay de mí, si no anuncio el Evangelio”

HOMILÍA EN LA ORDENACIÓN DIACONAL DE JIMSON JOSUÉ GARZÓN

Machachi, 27 de marzo de 2021

Hoy es FIESTA para ti, querido Jimson, que vas a ser ordenado Diácono, para tu familia que ha compartido contigo tu vocación y es fiesta  para esta Parroquia Santiago Apóstol de Machachi y para toda esta querida comunidad que vive su fe y tu Ordenación es sin duda una gracia de Dios para sus vidas.

Hacemos fiesta porque el Señor sigue llamando a jóvenes a seguirlo más de cerca y porque hay jóvenes, como tú Jimson, que saben responder, arriesgando todo y poniéndose en camino. ¿Es fácil esa respuesta? Yo respondo que no, y tú lo sabes bien. No es fácil responder a la llamada de un Dios que compromete la vida y que cada día pide más y más.

La llamada de Dios es una llamada desde siempre, desde el vientre de la madre, como dice el profeta Jeremías: “Desde antes de formarte en el seno materno, te conozco; desde antes de que nacieras, te consagré…”

Estás llamado y consagrado a ser “profeta”, un profeta joven, un profeta de esperanza y alegría, un profeta que mueva a la solidaridad, un profeta comprometido a buscar el bien del más necesitado. Hacen falta voces proféticas en nuestra sociedad y en nuestra Iglesia. Tú estás llamado a serlo y ser profeta es ponerse en camino, es arriesgar la vida, es no instalarse, es ser valiente y comprometido, es darlo todo, porque el profeta lo da todo.

Responder a la llamada no es fácil. Quizás habrás dicho más de una vez: “Pero, Señor mío, yo no sé expresarme, porque apenas soy un muchacho”. Y Dios insiste, Dios no nos deja ni te dejó en tus miedos y temores. Dios te dijo y te dice hoy: “No tengas miedo, porque yo estoy contigo para protegerte”.

Sí, mi querido Jimson, no tengas miedo, No tendrás miedo si confías plenamente en Dios, si te pones en sus manos y buscas recorrer “sus caminos”, no “tus caminos”; si buscas hablar “sus palabras”, no “tus palabras”; si buscas hacer “su voluntad”, no “tu voluntad”; si buscas comunicar “la Verdad”, no “tu verdad”; si buscas “servir a los demás”, no “servirte de los demás”; y, sobre todo, si buscas “amar a todos”.

He comenzado diciendo que hoy es FIESTA. A una fiesta se lleva un regalo, que no es otra cosa que un detalle de cariño para con el otro. ¿Qué regalos hemos traído hoy? ¿Qué te van a regalar hoy en tu Ordenación Diaconal?

Mis regalos, porque no he traído uno, he traído varios, comienzan con “D”, porque con “D” se escribe la palabra Diácono.

El primer regalo que te traigo es DISPONIBILIDAD. Has dado un “sí” a la llamada que el Señor te hizo en un momento determinado de tu vida. Un “sí” que significó dejar tus proyectos de vida y lanzarte al proyecto que Dios tenía para ti. Un “sí” dado con la alegría de la juventud, pero un “sí” que no es de un día, sino de toda la vida. Jimson, cada día deberás volver a decir “sí” al Señor, cada día debes renovar tu disponibilidad a seguirlo, de hacer un camino de entrega alegre y decidida. No es fácil este “sí”, ya el profeta nos lo recordaba y sé que no ha sido fácil para ti.

Jimson, no tengas miedo, el Señor te ha llamado y está contigo, el Señor te enviará… confía y vuelve cada día a decir “sí”, a este “primer amor”, sobre todo cuando lleguen las dudas y el miedo, sé siempre disponible.

Tu “sí”, lo podemos comparar con el “sí” de una joven, un “sí” para siempre que le cambió su vida, esa joven es María. El Papa Francisco, hablando del “sí” de María nos dice: “Es una frase breve, que no habla de gloria o de privilegio, sino solo de disponibilidad y de servicio… María no se exalta frente a la perspectiva de convertirse en la madre del Mesías, sino que permanece modesta y expresa la propia adhesión al proyecto del Señor”.

Mi segundo regalo es DECISIÓN. Te pido que estés siempre decidido en la misión que se te vaya encomendando, siempre decidido a SERVIR.  Nuestra vida de hombres consagrados a Dios y a los hermanos, debe tener esta característica del servicio. Y el Diaconado se caracteriza el servicio. Francisco dice que, “Los diáconos son guardianes del servicio en la Iglesia”. Decide SERVIR… SERVIR, SERVIR, SERVIR, AUNQUE ESTÉS CANSADO, SERVIR, AUNQUE LA GENTE TE CANSE. Y te cansarán, ya lo verás. Sirve hoy, sirve mañana, sirve siempre, no busques nada más que servir. Sirve hoy como Diácono, mañana como Sacerdote.

Diácono se escribe con “D” de DEBILIDAD, y éste es mi tercer regalo para ti, Jimson. ¿Se puede regalar debilidad? Creo que sí, y para ello, tomo las palabras de San Pablo: “Con los débiles me hice débil, para ganar a los débiles. Me he hecho todo a todos, a fin de ganarlos a todos. Todo lo hago por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes”.

Nunca prediques el Evangelio, una de las tareas esenciales del diaconado, desde el creerte superior a los demás, desde el pensar que lo sabes todo y lo puedes todo o que lo haces desde tus propias fuerzas. Debes hacerte “débil”, porque la fuerza de la misión no está en ti, está en el Señor.

Sé débil, pero al mismo tiempo sé fuerte en el amor. Anuncia el Evangelio a tiempo y a destiempo, haz vida las palabras de San Pablo: “Ay de mí, si no anuncio el Evangelio”. Anúncialo con palabras y obras. Sé profeta de la Buena Nueva de manera especial a los más pobres. Recuerda, en este tiempo de misericordia, las palabras del Papa Francisco: “La única misión de la Iglesia es aproximar el amor de Dios a todo hombre, en especial a los más necesitados de su misericordia”.

Un cuarto regalo es DIÁLOGO. ¿Con quién vas a dialogar? Debes hacerlo con tus hermanos sacerdotes de la Arquidiócesis y con todo tu pueblo. Ten siempre la capacidad de escuchar y para ello debes estar atento. Tus hermanos y la gente, tiene mucho que decirnos, el problema es que no escuchamos porque partimos siempre de nosotros mismos.

Pero, debes escuchar principalmente a DIOS, que también se escribe con “D” y es el quinto regalo que te doy, a ti querido Jimson. Francisco nos dice: “La fuerza del hombre es la oración y también la oración del hombre humilde es la debilidad de Dios. El Señor es débil sólo en esto: es débil frente a la oración de su pueblo”. Ora siempre, no ores solo, ora también con su pueblo, y en esa oración descubrirás la “debilidad” de un Dios que escucha, acude, responde, y tú serás fortalecido por Dios para poder servir con mayor amor a su pueblo.

Desde el amor debes DARTE totalmente, y este darse también se escribe con “D”. Da tu vida con alegría, la alegría de sentirte amado, llamado, enviado por Dios. La alegría de saber que Dios está hoy y estará siempre contigo.

Acepta, querido Jimson, estos regalos que te doy hoy con corazón de padre y que María, a ti, hijo de esta tierra de Machachi que tiene un corazón mariano, te acompañe siempre y Ella siempre sea un regalo en tu vida. ASÍ SEA.