Encuentren al Señor en la oración
Machachi, 12 de abril de 2022
Hoy, en este Martes Santo, en el camino del Misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, que todos estamos llamados a vivir en estos días santos, celebramos aquí, en esta bella y fría tierra de Machachi, pero al mismo tiempo, tierra cálida por su corazón y por su gran vivencia de fe, la Fiesta del “Señor de la Santa Escuela”.
Es el primer año que celebro con ustedes. Es un momento en que nuevamente nos volcamos todos, luego de dos años de pandemia, a vivir, manifestar y expresar nuestra fe, a poner a los pies del Señor de la Santa Escuela nuestras ilusiones, alegrías, sufrimientos, lágrimas, pero sobre, le pedimos a Él que nos haga auténticos cristianos.
Sin dudarlo, uno de los tesoros más preciados por la comunidad, que guarda esta bella iglesia de Machachi, es la imagen del “Señor de la Santa Escuela”. Escultura muy antigua y milagrosa, y con una historia que fascina. Su curioso nombre viene de la tradicional historia de su aparición, posiblemente por el siglo XVII, cuando se cree llegó a esta ciudad la imagen en los lomos de una mula, dicha acémila se postró en los patios de la escuela que existía en aquel entonces con el misterioso cajón que, al ser abierto desencadenó el asombro de todos los presentes y agradecían al cielo por tan inigualable sorpresa, bautizándole posteriormente a la imagen con este nombre tan tradicional y único.
Veamos una vez más esta bella y dolorida Sagrada imagen. Veamos en ella al Señor humillado por los soldados, en espera de su ejecución. Veamos al Señor que recibió burlas, golpeado y vestido con una tela roja. Veamos al Señor con la corona de espinas en su cabeza y flagelado todo su cuerpo por nuestros pecados. Veamos al Señor que da la vida para que todos tengamos vida.
No dejemos de ver en la Sagrada imagen a un Cristo triste, doliente, con mirada profunda, pero al mismo tiempo esperanzadora. Veamos en su rostro, en su piel lacerada, el dolor de quien se entregó a la muerte por nuestra salvación. Veamos cuánto sufrió Jesús en el camino a la cruz, camino de humillación, camino de entrega total, camino de muerte y salvación.
Pedro le pregunta a Jesús: “Señor, ¿adónde vas?” Y ante la respuesta de Jesús, vuelve a preguntarle: “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti”.
¿Podemos seguir al Señor? ¿Estamos dispuestos a dar nuestra vida por Él? ¿Es Cristo Jesús el centro de nuestra vida cristiana? ¿A qué me compromete celebrar hoy esta Fiesta?
Son muchas preguntas sin duda, pero es que podemos correr el riesgo de quedarnos en lo externo de la Fiesta y no llegar a lo profundo de nuestro ser de cristianos, aquí y ahora.
El Papa Francisco nos advierte de un peligro, que espero no lo vivamos nosotros: “Hoy encontramos a muchos cristianos sin Cristo, sin Jesús…quienes tienen la enfermedad de los fariseos y son cristianos que ponen su fe y su religiosidad, su cristiandad, en muchos mandamientos: ¡Ah! Debo hacer esto, debo hacer lo otro. Cristiano de actitudes; o sea, que hacen cosas porque se tienen que hacer, pero en realidad no saben por qué lo hacen”
Tengamos cuidado con quedarnos en una devoción al Señor de la Santa Escuela sin Jesús. El Papa nos pregunta: “Jesús, ¿dónde está?” Y nos advierte: “Cristianos sin Cristo hay muchos, como los que buscan sólo devociones, muchas devociones, pero Jesús no está. ¡Entonces te falta algo! Te falta Jesús. Si tus devociones te llevan a Jesús, entonces bien. Pero si te quedas ahí, entonces algo no marcha”.
¿A dónde les lleva esta devoción al Señor de la Santa Escuela? ¿Qué les pido hoy al celebrar esta Fiesta? Les pido algunas actitudes concretas:
Pongan a Cristo en el centro de sus vidas. Cada uno, desde su realidad, debe acercarse al Señor, debe buscar al Señor, debe dejarse encontrar por el amor del Señor.
Encuentren al Señor en la oración. No puede haber una vida auténticamente cristiana sino nos ponemos de rodillas ante el Señor, si no abrimos nuestro corazón al corazón del Señor. “Si tú no consigues adorar a Jesús, algo te falta” (Francisco).
Hagan lo que les lleve a Jesús. El Papa lo dice claramente: “Estoy en el camino del buen cristiano, si hago lo que viene de Jesús o me lleva a Jesús, porque Él es el centro” ¿Qué debes hacer? Ante todo, hacerlo todo por amor a Dios y abrir la vida, tu vida al servicio de los demás. Es ese “dar la vida” en pequeñas actitudes, en pequeñas acciones en bien del otro. Encontrarás al Señor cuando encuentres al hermano sirviendo a él.
Fomenten la unidad. Y esta debe ser una tarea que asuman con gran responsabilidad. Qué falta resulta dividirnos, qué falta resulta hablar uno de otros y ello crea división, nos separa. El Señor nos llama a ser verdaderamente hermanos, a vivir la fraternidad, a caminar y ser auténticamente “Pueblo de Dios”, pero un Pueblo de Dios que camina unido, que busca unido a su Señor, que vive unido con alegría su fe.
Construyan una familia desde el amor. Sean constructores de su propia familia. Que cada familia sea, como decía San Juan Pablo II, “Familia, sé lo que eres, comunidad de amor”. ¿Qué haces para que tu familia sea mejor? Recuerda que tú eres constructor de tu familia, que lo que tú no hagas nadie lo hará por ti.
Creo que es suficiente tarea la que les dejo, y las que nos deja el “Señor de la Santa Escuela”. No hay duda, nos ha dejado “deberes”, es que Él nos enseña, Él busca nuestro bien, Él quiere que crezcamos como personas, como creyentes, como comunidad.
Miremos a María, nuestra Buena Madre, ustedes son un pueblo muy devoto de María. Que Ella. En su advocación de la Virgen de los Dolores, los acompañe en este camino que los lleva a su Hijo Jesús. Como nos dice el Papa Francisco: “María no sólo es el puente entre Dios y nosotros, es más todavía: es el camino que Dios ha recorrido para llegar a nosotros, y es la senda que debemos recorrer nosotros para llegar a Él”. ASÍ SEA.