"Es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano"
Quito, 19 de marzo de 2021
Hoy estamos de Fiesta, celebramos a San José, Patrono de esta Parroquia. Hacemos Fiesta y es bueno alegrar nuestro corazón en medio de tanto sufrimiento que sigue causando esta pandemia.
San José, como nos dice el Papa Francisco, “es un padre que siempre ha sido amado por el pueblo cristiano”. La confianza en San José se resume en la expresión “Vayan donde José”, que hace referencia al tiempo de hambruna en Egipto, cuando la gente le pedía pan al faraón y él les respondía: “Vayan donde José y hagan lo que él les diga” (Francisco).
Y me pregunto y les pregunto: ¿Vamos donde José, al padre legal de Jesús, ante nuestras necesidades? ¿Hemos ido donde José ante la tragedia vivida? ¿Buscamos a José en el dolor ante la muerte de tantos seres queridos? ¿Qué “pan” le pedimos a José? ¿Cómo José, construimos con amor nuestras familias?
Muchos santos y santas han tenido gran devoción a San José, lo han tomado como intercesor y como modelo y también como patrono. Y aquí me viene una pregunta espontánea: ¿QUÉ SON LOS SANTOS?
Y trato de responder diciendo que los santos son, sobre todo el fruto de la gracia de Dios. Son TESTIMONIOS… SIGNOS DE DIOS, es decir, viéndolos a ellos podemos ver a Dios.
Los santos son también la respuesta de la libertad humana a la gracia de Dios, por eso, son para nosotros MODELOS y ESTÍMULO EN LA VIDA. Y a José, nos recuerda Francisco, Dios “le reveló sus designios y lo hizo a través de sueños, que en la Biblia… son considerados uno de los medios por los que Dios manifestaba su voluntad”.
Y José, San José, supo responder a esa voluntad de Dios. “José no dudó en obedecer, sin cuestionarse acerca de las dificultades que podía encontrar…En cada circunstancia de su vida, José supo pronunciar su “fiat”, como María en la Anunciación y Jesús en Getsemaní”.
¿Cómo respondemos nosotros a la voluntad de Dios en nuestras vidas? ¿Buscamos hacer la voluntad del Señor o nuestra propia voluntad? ¿Nos echamos para atrás ante las dificultades que encontramos cuando buscamos hacer lo que Dios nos pide? ¿Sabemos decir “sí” a Dios en todo lo que nos pide? San José debe ser siempre el modelo para nosotros y debe serlo de manera especial en este tiempo de pandemia, cuando nos ha costado entender la voluntad de Dios y lo que él nos ha pedido en este tiempo.
A mí me gusta mucho un cuento sobre los santos que dice así: Un día a un niño le hacen la misma pregunta en la escuela, “¿QUÉ SON LOS SANTOS? Y el niño responde: “LOS QUE DEJAN PASAR LA LUZ”. ¿Por qué esta respuesta? Es que el niño antes había estado con su mamá en una gran Iglesia, de esas que tienen grandes vitrales en los que están imágenes de santos. El niño viéndolos le pregunta a su mamá que qué era eso, y le dice: “son los que dejan pasar la luz”
Este ejemplo debe servirnos: para nosotros los santos deben dejar pasar la luz del amor de Dios a nuestras vidas y debemos reflejar esa luz a los demás.
Y San José es ese Santo que refleja a Dios. El Papa Francisco en la Carta Apostólica “Patris Corde” dibuja maravillosamente a José diciendo que es: “Padre amado”, “Padre en la ternura”, “Padre en la obediencia”, “Padre en la acogida”, “Padre de la valentía creativa”, “Padre trabajador” y, “Padre en la sombra”. Es importante señalar que antes de cada característica de José, se habla de “padre”.
Se destaca el papel de padre que cumple José y esto es, para mí, un gran llamado a todos, es un llamado para que se viva la gran misión de la paternidad. Hacen falta auténticos padres, padres que dan su vida, padres que se entregan plenamente, padres que acompañan el camino de sus hijos, padres que velen por su hogar, padres que vivan la ternura.
El mundo, la familia, necesita rescatar el papel del padre que desde el amor vela por su hogar y por sus hijos. Francisco dice con claridad: “Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente…En la sociedad de nuestro tiempo, los niños a menudo parecen no tener padre”.
Francisco en su carta trae una cita de San Pablo VI que describe la figura de José, él nos dice: “Su paternidad se manifestó concretamente al haber hecho de su vida un servicio, un sacrificio al misterio de la Encarnación y a la misión redentora a la que le está unida”. Su vida fue eso, un servicio. Y el padre, a ejemplo de José, está llamado a servir a su familia y a sus hijos, está llamado a colaborar con Dios en la misión de ser reflejo del amor de un Dios que es Padre.
José se nos presenta como un “Padre en la ternura”. Hace falta la ternura del padre en la vida de tantos hijos. “Jesús vio la ternura de Dios en José” (Francisco). Sus hijos, ¿ven y experimentan la ternura de Dios en ustedes padres? ¿Qué les falta para ser reflejo de la ternura de Dios?
La ternura de Dios se llama “Misericordia”. Dios es un Dios misericordioso, un Dios que a través de su ternura toca lo que es frágil en nosotros, un Dios que no nos condena, sino que nos acoge, nos abraza, nos sostiene, nos perdona. Y ustedes padres, están llamados a eso, a no condenar a sus hijos, sino a saber levantarlos, a saber perdonarlos, a saber creer en ellos, creer que pueden cambiar y que pueden transformar sus vidas. Sean padres que sepan tocar la fragilidad de sus hijos para restaurar esas vidas desde el amor, como Dios hace con cada uno de nosotros.
José es el padre que acoge, el padre que confía en Dios. Es un protagonista valiente y fuerte. Él nos enseña a acoger la vida tal como es, con sus alegrías e incertidumbres, con sus problemas y tragedias.
Es un hombre de fe, que confío plenamente en Dios. Hoy José parece decirnos lo que Dios le dijo: “José, hijo de David, no temas”. Sí, él nos dice: “¡No tengan miedo!”. No debemos temer, debemos confiar. Confiemos en Dios plenamente ante esta realidad de dolor y muerte que vivimos.
José nos invita en este tiempo de pandemia a confiar en Dios. “La fe que Cristo nos enseñó es la fe que vemos en San José, que no buscó atajos, sino que afrontó “con los ojos abiertos” lo que le acontecía, asumiendo la responsabilidad en primera persona” (Francisco).
Que esta Fiesta de San José nos ayude a crecer en la fe, nos haga fuertes, valientes, decididos y abiertos al gran amor de Dios.
Seamos imitadores de José, que supo “poner a María y a Jesús en el centro de su vida” (Francisco). ASÍ SEA.