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Felices los pobres

Quito, 13 de febrero de 2022

Quito, 13 de febrero de 2022

Por Mons. David Israel de la Torre Altamirano, ss.cc

“Felices los pobres, porque de ustedes es el reino de Dios. Felices los que ahora tienen hambre, porque quedarán saciados. Felices los que ahora lloran, porque reirán. Felices ustedes cuando los odien los hombres, y los excluyan, y los insulten, y proscriban su nombre como infame, por causa del Hijo del hombre”

Queridos hermanos,

Todos buscamos la felicidad, desde nuestro nacimiento buscamos saciar esta sed infinita de felicidad que nos habita profundamente. La voz de la madre, el abrazo del padre, las miradas cariñosas de los que nos rodean van llenándonos de tal modo que comenzamos a ser seres humanos en esa relación concreta con los demás. Pero poco a poco vamos poniendo nuestra confianza en las cosas, en el dinero … es más seguro vendernos por un plato de lentejas que contemplar el rostro de los que Dios ha puesto a nuestro lado. Las cosas son tiranas. Aprisionan el corazón y matan los afectos. Vivimos bajo el mismo techo, pero comenzamos a ser extraños, nuestras familias se convierten en hoteles y restaurantes, ya no hay palabras que se intercambian sino huellas de nuestro paso … la ropa sucia, los platos en el fregadero, las luces encendidas…

Buscamos desesperadamente “ser alguien”, buscamos reconocimiento en las cosas que tenemos, en lo que podemos comprar, en el dinero que ganamos y vamos desertando los lugares de gratuidad y de gratitud.

Crecemos y abandonamos nuestro hábitat natural y nos trasplantamos a lugares inhóspitos, anónimos, pensando que seremos felices. No he encontrado un ser humano en situación de migración verdaderamente feliz en mi vida. Quizá tenga un poco más de dinero en el bolsillo, pero frecuentemente ni siquiera puede llorar la muerte de su madre porque está lejos.

Y llega un momento, en el que, por ejemplo, desertamos nuestros compromisos asociativos, parroquiales porque hay que dedicar el tiempo a cosas más útiles. No creo que haya cosa más útil en la vida que rezar con una anciana el Ave María en los páramos del Chimborazo o del Cotopaxi, o la alegría de la no vidente que recibe a un grupo de jóvenes que pintan su casa y arreglan sus puertas … ¡Si lo útil estuviera ligado al dinero que ganamos ya no habría lágrimas en nuestras mejillas … y sin embargo parecen ser cada vez más frecuentes!

Pero, ¡ay de ustedes los ricos!, porque ya tienen su consuelo. ¡Ay de ustedes los que ahora están saciados!, porque tendrán hambre. ¡Ay de los que ahora ríen!, porque harán duelo y llorarán. ¡Ay si todo el mundo habla bien de Uds.!

Queridos Hermanos,

La felicidad no es ni abstracta ni desencarnada, no es una idea ni un sueño. La felicidad se teje y se entreteje con rostros concretos a los que les debo la fidelidad de la gratitud y del compromiso.

Fidelidad al Dios que te ama y sin el cual nada, nada, nada tiene sentido.  Cuya Providencia en la mejor póliza de seguro jamás inventada. ¿Cómo tú hoy vas a ser fiel a Dios?

Fidelidad a ti mismo, a tus valores, a tu historia. No puedes dejar que el mundo te dicte sus reglas y te haga su esclavo. No puedes ser uno más del montón para ser cada vez menos. ¿Cómo tú hoy vas a ser fiel a ti mismo?

Fidelidad a tu comunidad. Nadie se salva solo decía el Papa Francisco al inicio de esta pandemia. Y si nadie se salva solo es porque nadie vive y crece en soledad. Somos hermanos, y entre nosotros se teje una red invisible pero poderosa de comunión capaz de dar color y calor a este mundo gris y frío. El bien siempre está por hacer, no se reduce al pasado, ni se limita a lo ya hecho, es una aventura que se recomienza cada día, con las limitaciones propias y ajenas, pero con la certeza de que estamos juntos en nombre del Señor. ¿Cómo tú hoy vas a ser fiel a tu parroquia?

Buscamos que nos feliciten en lugar de ser felices, esa es la tragedia de nuestras vidas.

¿Quieres ser feliz?

No te olvides de dar gracias por tu vida y tu historia, incluso por tus heridas.

No te olvides de dar gracias a quiénes te aman por amarte a pesar de tus silencios y ausencias.

Compromete hoy en este atrevido proyecto de Dios. ¡Qué en tu corazón haya cada vez más Dios y menos cosas … el único like que vale es el de Dios!

Amén.