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No tengan miedo

Homilía del XII Domingo – Oración por la Patria

Quito, 21 de junio de 2020

 

  • Hemos celebrado el Sagrado Corazón del Señor, y en ese Corazón misericordioso hoy ponemos a nuestro querido Ecuador. Hoy es el “Día de Oración por la Patria”. En el Corazón de Jesús ponemos nuestra oración por el Ecuador, hoy que nuestra oración es más necesaria que nunca.
  • También ponemos en el Corazón del Señor a todos los padres, vivos o difuntos. Damos gracias al Señor por ellos y le pedimos a Dios que les dé un corazón grande como su corazón, para que sean en verdad padres cercanos, atentos, alegres, y como nos dice Francisco, para que estén ahí, “cuando sus hijos vuelven con sus fracasos” y yo diría, con sus alegrías.
  • Las palabras de Jesús en el Evangelio nos fortalecen a todos. Él nos invita a “no tener miedo”. A los discípulos les dice claramente que, en los momentos de persecución, a los que se van a enfrentar, no deben tener miedo. Y nosotros, ¿Tenemos miedo? ¿Cuáles son nuestros miedos?
  • Cuando nuestro corazón no está habitado por un amor fuerte o una fe firme, fácilmente quedamos a merced de nuestros miedos. Los miedos pueden ser muchos y variados: miedo a perder prestigio, seguridad, comodidad o bienestar; miedo a tomar decisiones, a no ser acogidos, a la soledad, a perder un amor humano; miedo a no ser considerados por los otros, a hacer el ridículo, a confesar nuestras convicciones, a dar testimonio de nuestra fe. Tememos las críticas, los comentarios y el rechazo de los demás.
  • Son los miedos de nuestras vidas, y como lo he dicho ya anteriormente, este tiempo ha estado lleno de miedo al contagio y a la enfermedad.
  • Creo que también, ante la realidad que vive nuestro país, una realidad de falta de justicia, de corrupción, de mentiras, de politiquerías y de abusos de todo tipo, podemos tener miedo de hablar, de decir la verdad, de denunciar tanta situaciones injustas y opresoras, de gritar, sí, gritar, por un Ecuador diferente que queremos para todos. Podemos tener miedo, pero hoy más que nunca debemos escuchar a Jesús que nos dice: “No tengan miedo”.
  • Jesús no quería que sus discípulos se hicieran falsas esperanzas y les deja claro que ellos podrían seguir la misma suerte que le iba a tocar a Él, por eso les dice que en algún momento alguien les rechazará, maltratará, insultará o condenará. ¿Qué es lo que hay que hacer? “No tengan miedo”.
  • Estas palabras van dirigidas a ellos, sus discípulos, a aquellos que han sido llamados, que han escuchado la llamada y le han seguido, a los que ahora envía a su misión. Y esas palabras son también dirigidas a nosotros hoy, porque somos enviados a este mundo, a esta sociedad ecuatoriana, a anunciar una verdad, la verdad del Evangelio y no debemos tener miedo.
  • Jesús transmite a sus discípulos confianza y valor en la persecución. Repite tres veces la expresión “no tengan miedo”. Son palabras de consuelo para que superen el miedo y la angustia que trae consigo la persecución.
  • El miedo no debe impedir la proclamación del mensaje que Jesús les ha encargado anunciar. Por eso, no debemos tener miedo de anunciar todo lo oculto que está podrido en nuestra sociedad, porque “no hay nada encubierto que no llegue a ser descubierto, ni oculto que no llegue a saberse”.
  • No hay que tener miedo a aquellos que pueden matar el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Jesús nos da la confianza en Dios frente a las afrentas que pueden ocasionar los hombres. Confiamos que hay, al final, un Juez que nos va a juzgar a todos en función de nuestras obras. Confiemos, debemos confiar, y nuestra preocupación debe ser más bien de aquello que nos puede alejar de Dios.
  • Y la tercera confianza nace de saber que, si para Dios todas las cosas son importantes, mucho más son los hombres. “No tengan miedo, ustedes valen más que muchos pajaritos”. Somos queridos por Dios, Él es nuestro Padre, por eso, si alguien habla mal de ti, si alguien te calumnia, si alguien te destruye con sus comentarios… no te debe hacer temer, lo que debe preocuparnos es ¿qué opina Dios de mí? ¿cómo estoy ante Él? Dios dice: no temas porque yo te conozco, no temas porque yo sabré recompensarte.
  • Vivimos momentos difíciles, momentos duros, por la crisis del Covid19 y por la crisis moral en nuestro país. Como cristianos no podemos temer, no podemos evadir nuestras responsabilidades, no podemos vivir una fe pasiva, una fe que no transmite coraje para tomar decisiones y asumir responsabilidades. Ésa no es nuestra fe.
  • Nuestra fe en Dios, que nos lleva a confiar en Él plenamente, a sobrellevar situaciones, dificultades, incertidumbres. Nos lleva a actuar en bien de los demás, a no quedar callados ante las injusticias, a anunciar el amor de Dios y denunciar todo lo que se opone al mismo. Seamos cristianos de acción, no “balconeemos la vida”, como nos dice Francisco, comprometámonos con la vida, con el hermano y con el país. Ello lo haremos porque hemos escuchado a Dios y nos hemos fiado de Él cuando nos invita a “no tener miedo”.
  • Y hoy como hombres y mujeres de fe, oramos por nuestra Patria. Una patria gravemente herida de corrupción, enfermedad, pobreza, desempleo y crisis. Oramos como Iglesia, porque somos Iglesia que camina, porque creemos en ella como sacramento universal de salvación, porque la Iglesia nos acompaña en este dolor y en esta crisis y porque a través de ella nos llega la Gracia que será nuestra fortaleza para salir adelante.
  • Dios nuestro, reconocemos que hemos quebrantado tu alianza y que hemos fallado a la patria, pero tú, en vez de abandonarnos, sellas de nuevo con esta patria ecuatoriana, un pacto tan sólido que ya nada lo podrá romper. Tú eres, Señor nuestra fuerza para luchar y esforzarnos por superar toda corrupción, hambre, miseria y crisis, danos esa fortaleza y esa esperanza de que juntos como país lograremos construir un futuro mejor.
  • Señor Dios, Padre lleno de amor, diste a esta patria ecuatoriana esa tierra buena y fértil, y con el mismo amor nos da a cada uno de nosotros esa fuerza para dominar la creación y sacar de ella nuestro progreso y nuestro sustento, al darte gracias por todas tus maravillas, te pedimos hoy que tu luz nos haga descubrir siempre que has sido tú y no nuestro poder, quien nos ha dado fuerza para crear las riquezas de la tierra, riquezas que debemos saber compartir entre todos a través de nuestra acción solidaria.
  • Señor, pero nosotros hoy nos sentimos culpables, y confesamos ante ti nuestros pecados. Somos un pueblo que muchas veces te abandona, que no pone tu mirada en ti. Somos un pueblo que cierra su corazón a tu amor y se deja llevar por ambiciones humanas. Somos un pueblo atado con cadenas de corrupción, de muerte de inocentes, de injusticias, de intereses mezquinos, de violencia, de abandono de los más pobres, y por ello hoy te pedimos perdón y te pedimos que nos ayudes a volver a ti, al único camino que debemos seguir y que debemos hacerlo como Iglesia.
  • Danos las fuerzas Señor, para que, a través de nuestro estudio, trabajo y esfuerzo, vayamos construyendo una patria mejor, vayamos edificando una verdadera familia humana, esta familia ecuatoriana, y contribuyamos así a tus designios sobre esta patria consagrada a tu corazón.
  • Ayúdanos, Señor, a ser constructores de paz y de justicia, de verdad y libertad, de honradez y solidaridad, de alegría y esperanza. Sí, Señor, que hagamos de nuestra patria una verdadera familia unida por el amor fraterno.
  • Ayúdanos, Señor, a ser valientes, audaces, decididos y firmes en la construcción de una patria nueva, no con palabras, sino con acciones concretas contra la corrupción, la miseria, la pobreza, las injusticias y la falta de compromiso por el más pobre. ASÍ SEA.