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¿Quién soy yo delante de Jesús entrando en Jerusalén en este día?

HOMILÍA DEL DOMINGO DE RAMOS

Sangolquí, 02 de abril de 2023

Iniciamos hoy, con el agitar de los ramos, esta Semana Santa. Recordamos en esta celebración la entrada de Jesús a Jerusalén, pero es importante el no quedarnos en el recuerdo, un simple recuerdo de todo lo que vivió Jesús en estos días. Tenemos que celebrarlos, hacerlos nuestros, por eso, queridos hermanos, los invito a VIVIR este MISTERIO PASCUAL.

Vamos a vivir el “camino del Calvario”. El camino del Misterio Pascual, camino de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Camino que hoy muchos viven en carne propia con mayor dolor frente a las tragedias a causa de la naturaleza.

Francisco nos dice que, “En esta semana, acojamos la certeza de que Dios puede perdonar todo pecado, toda distancia… La certeza de que con Jesús nunca es el fin, nunca es demasiado tarde y caminemos hacia la Pascua con su perdón”.

Miremos y vivamos así estos días santos, con esa certeza del amor de Dios en nuestros corazones, pero recorramos el camino que nos llevará de la muerte a la vida, de la cruz a la resurrección.

Debemos contemplar a Jesús en la cruz y debemos agradecerle por su amor, siendo conscientes “de que nunca hemos recibido una mirada más tierna y compasiva”, ya que allí, “mientras es crucificado, en el momento más duro, Jesús vive su mandamiento más difícil: el amor por los enemigos” (Francisco).

La proclamación del Evangelio de la Pasión, que marca este día, nos ayuda a contemplar la cruz de Cristo, pero también nos ayuda a tomar postura frente a la Pasión de Cristo y su cruz redentora. Les invito a preguntarse, cada uno de ustedes,

¿quiénes somos ante Jesús que sufre? Cada uno debe tomar una postura, no podemos ser indiferentes.

¿Nos contentamos con agitar hoy los ramos en esta celebración, cumplimos simplemente con una celebración y guardaremos nuestros ramos para usarlos frente a una tormenta o una enfermedad? Creo que no debe ser así. Te pido que te hagas varias preguntas: ¿Quién soy yo delante de Jesús entrando en Jerusalén en este día? ¿Soy capaz de alabarlo y proclamarlo Rey? ¿Me quedo distante de Él?

¿Me quedo lejano porque me he alejado de Él en mi vida de cada día? ¿Paso de la alabanza a los gritos de condena?

En el Evangelio, sin contar a Jesús, hay dieciocho personajes, unos con nombres concretos, otros son presentados como grupo, pero todos intervienen en este camino de cruz. Yo, ¿con qué personaje me identifico? ¿Cuál es mi postura frente a Jesús?

Unos lloran, otro lo niega, uno lo abofetea, está aquel que se lava las manos, hay aquellos que traman la muerte, los escribas, fariseos, sumos sacerdotes, maestros de la ley; no faltan los que son comprados para gritar que lo condenen.

Están también aquellos que se esconden, los que no son fieles a su Maestro y no están al pie de la cruz en el momento decisivo. Pensemos en el que lo vende por treinta monedas de plata y luego, en un momento de desesperación y angustia se ahorca. Está la mujer valiente, que sale de entre la multitud y enjuga el rostro de Jesús, están las mujeres que lloran, y está la Madre, aferrada a la cruz de su hijo, sufriendo y sintiendo que una espada le atraviesa el alma.

Pensemos en aquel que es obligado a ayudar a cargar la cruz, pero está también el discípulo amado al pie de la cruz en el Gólgota. Están también los soldados que se burlan, que lo azotan, le tejen una corona de espinas y se la colocan en su cabeza y luego sortean su túnica. Está también el centurión que es testigo del agua que brota de su costado y hace una profesión de fe: “Realmente este era Hijo de Dios”.

Sí, queridos hermanos, hay personajes y hay posturas. Es que frente a Jesús no podemos ser indiferentes, debemos tener una postura. El Evangelio nos narra de la postura de muchos, pero no narra tu postura, mi postura, es que es imposible que lo haga.

Vuelvo a preguntarte, y me hago también la pregunta a mí: ¿Cuál es tu postura?

¿Eres indiferente frente a Jesús? ¿Cuál va a ser tu postura en esta Semana Santa? Francisco nos dice: “Jesús nos ama sin límites, siempre, hasta el final. Él nos ama a todos, hasta el punto de dar su vida por nosotros. Él dio su vida por ti, por ti, por mí… por cada uno, con nombre y apellido”.

Es que Jesús desde la cruz, te mira con amor, y, ¿cómo lo miras tú? La cruz es la máxima expresión de amor de Jesús, por ti, por mí, por todos, por eso no podemos ser indiferentes, debemos tener una postura y debe ser una postura valiente de amor. Te pido esa postura valiente, en la dirección correcta, que no es en un lugar, sino una persona: Jesús nuestro amigo y redentor, es Él, quien hoy, “nos enseña a no quedarnos ahí, sino a reaccionar, a romper el círculo vicioso del mal y de las quejas, a responder a los clavos de la vida con el amor y a los golpes del odio con la caricia del perdón” (Francisco).

Que esta Semana Santa sea un camino en el que experimentemos que no estamos solos, que el Señor, desde la cruz nos mira con amor y que siempre está a nuestro lado acompañando las cruces de nuestras vidas. ASÍ SEA.