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SABER MIRAR AL CRUCIFICADO

HOMILÍA DE VIERNES SANTO

Por Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb

Quito, 07 de abril de 2023

Comienzo esta reflexión con una oración:

Míranos, Señor, en tierra. No tenemos otra manera de expresarte el reconocimiento de cuanto haces por nosotros.

La tierra que un día cogiste en tus manos para formarnos hombre y mujer, hoy se ha erguido contra ti y te ha alzado en lo alto de una cruz hasta verte muerto…

¿Cómo seguir de pie en tu presencia? ¿Cómo asomarnos a tu mirada? ¿Cómo no escapar huyendo hasta un rincón donde no nos puedas ver?

No huiremos de tu presencia, Señor. No emigraremos de nuestra tierra.

Aquí estamos, delante de ti, postrados ante ti, porque sabemos que podemos mirarte, porque sabemos que tus palabras son hoy súplica a favor nuestro: “Perdónalos, Padre, porque no saben lo que hacen”.

Ante ti, en tu presencia, queremos celebrar el misterio santo y profundo de la Pasión y Muerte de Jesucristo nuestro Señor”.

Hagamos vida esta oración. Estamos aquí, en este Viernes Santo, viernes de dolor, viernes de silencio, viernes de contemplación, viernes de oración

Estamos aquí en este Viernes Santo, viernes de muerte, pero con la mirada puesta en la Vida, de lágrimas, pero al mismo tiempo de esperanza.

Estamos aquí, en este Viernes Santo, viernes de fracaso según los criterios del mundo, pero de triunfo según la lógica de amor de nuestros Dios.

Hemos escuchado el Evangelio de la Pasión y Muerte de Jesús. Relato que no necesita comentario. Relato que necesita ser sembrado en los surcos de nuestras vidas, para que dé fruto, y un fruto abundante. Vuelve hoy a leer esta narración, interioriza cada palabra, cada postura, cada actitud frente a Jesús que lleva sobre su cruz el madero y que es crucificado en él.

La Pasión y la Muerte de Jesús, necesita, sobre todo, CONTEMPLACIÓN, es decir, debemos ABRIRNOS A ELLA, dejarla penetrar en nosotros. Y debemos contemplarla en estos tiempos de incertidumbre e inestabilidad democrática que vivimos en el país ante el caos político creado por unos.

Dejemos a un lado esta “pasión” de un futuro de esperanza como país, y volvamos la mirada y el pensamiento a la Pasión y Muerte de Cristo. Hoy pudiéramos pedir un milagro, un verdadero milagro, olvidarnos de tanta violencia, muerte, sicariato, narcotráfico, desempleo, caos político, femicidio, crisis de salud y tantas otras situaciones de muerte de nuestro Ecuador y saber mirar la cruz. Pero no solamente mirar la cruz, hay que SABER MIRAR AL CRUCIFICADO, como dice el Evangelio: “Mirarán al que atravesaron”.

El Papa Francisco nos invita a contemplar la cruz. Él nos dice con claridad: “Contemplar la cruz, signo del cristiano, es para nosotros contemplar un signo de derrota, pero también un signo de victoria. En la cruz, todo lo que Jesús había hecho en la vida fracasa, y toda la esperanza de la gente que siguió a Jesús, termina. No tengamos miedo de contemplar la cruz como un momento de derrota, de fracaso”.

¿Cómo vamos a mirar la cruz? ¿Con qué actitudes miraremos al Crucificado? ¿Qué va a implicar en nuestras vidas mirar la cruz y mirar a Cristo en la cruz?

En primer lugar, les invito a mirar al Crucificado sin miedo, sin temor, pero sí con seriedad. Con SERIEDAD, que quiere decir desde lo hondo de nuestro ser, pensar y obrar. No debemos, ni podemos caer, en un mirar la cruz con un sentimentalismo, menos aún mirarla simplemente como una tradición, como un folklor de nuestro pueblo, aunque muchos desde esta religiosidad popular llegan al sentido de la Pasión y Muerte de Jesús. Miremos la cruz con profundidad, con seriedad, como algo muy importante que debe marcar nuestra vida cristiana.

En segundo lugar, miremos al Crucificado, que es nuestro Rey, el domingo anterior lo proclamamos Rey y lo alabamos con nuestros ramos. Miremos al Crucificado que es nuestro Hombre, nuestro Dios, Crucificado. Pero crucificado NO COMO EL FIN DE UN CAMINO, no como el fin de una película, sino como el momento del triunfo, del inicio de un nuevo camino. Francisco nos dice que, “La cruz nos enseña esto, que en la vida hay fracaso y victoria. Debemos ser capaces de tolerar las derrotas, de soportarlas pacientemente, las derrotas incluso de nuestros pecados porque Él pago por nosotros. Tolerarlas en Él, pedir perdón en él, pero nunca dejarse seducir por Satanás”.

Sí, la cruz, que humanamente es derrota, para nosotros es un signo de triunfo y de vida. Ahí está la gran contradicción, ahí está el gran misterio. La vida de Jesucristo no termina en la Cruz; sigue, desemboca en la Resurrección, sigue en nuestra vida, en tu vida, en mi vida, en la vida de todos nosotros y en la vida de la humanidad, para llevarnos a todos a la gloria de su Reino.

Ayer cantábamos “Dios de Amores, Santa Eucaristía”. Hoy, en este Viernes de Pasión, MIREMOS LA CRUZ; no dejemos de MIRAR y CONTEMPLAR LA CRUZ, la CRUZ DE CRISTO y la CRUZ DE NUESTROS HERMANOS QUE SUFREN. LA CRUZ DE TODOS NOSOTROS EN ESTE HOY, y como toda cruz, una cruz difícil de llevar.

ABRACEMOS LA CRUZ DE CRISTO y ABRACEMOS LA CRUZ DE NUESTROS HERMANOS. Francisco nos dice que “Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad”.

Y hoy, debemos abandonar toda línea partidista, todo criterio egoísta, toda visión cerrada y TODOS, TODOS, DEBEMOS ABRAZAR LA CRUZ DEL FUTURO DE NUESTRO PAÍS, DE SU ESTABILIDAD DEMOCRÁTICA Y UNIRNOS EN EL DIÁLOGO POR UN ECUADOR DE PAZ.

Por último, VENEREMOS Y BESEMOS LA CRUZ. Al venerar y besar la Cruz de Cristo, vamos también a VENERAR Y BESAR TODO EL DOLOR Y TODA LA LUCHA DE CUALQUIER HOMBRE Y MUJER QUE COMPARTA LA CRUZ DE CRISTO

Y al BESAR LA CRUZ, abrimos también nuestro corazón y nuestra mente a la ESPERANZA DE LA VIDA, LA MUERTE NO PUEDE TRIUNFAR SOBRE LA VIDA.

Por último, les dejo una tarea, que nos la dejó el Papa Francisco hace unos años en un Viernes Santo: “En casa, tranquilos, tomémonos 5, 10, 15 minutos delante del crucifijo, o lo que tenemos en casa o aquel del rosario: mirarlo, es nuestro signo de derrota, que provoca persecuciones, que nos destruye, pero es también nuestro signo de victoria porque Dios ha ganado allí” ASÍ SEA.