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Sean pastores auténticos, valientes y fraternos

Homilía en la Ordenación Diaconal de Francisco Almachi Y Stalyn Freire

TUCUSO, 08 de septiembre de 2020

Hoy es FIESTA aquí en Tucuso, bella y fría tierra, pero que vive con un grande y cálido corazón. Es Fiesta en nuestra Arquidiócesis de Quito por la Ordenación Diaconal de Francisco Almachi y Stalyn Freire. Hoy es fiesta porque haremos simbólicamente el envío de Jimson, Danilo, Jesús y Lenín a la nueva etapa de su formación en vista del sacerdocio, ellos iniciarán este año de “Síntesis Vocacional”. Y, de manera especial, es FIESTA porque celebramos el nacimiento de la Virgen María.

Hacemos fiesta, hay motivos para hacer fiesta a pesar de tantas lágrimas y de tantas circunstancias dolorosas de vida que hemos vivido, y que seguimos viviendo a causa de esta pandemia.

Es María quien ilumina este día hoy. Toda la existencia de Ella es un himno a la vida, un himno de amor a la vida: ha generado a Jesús en la carne y ha acompañado el nacimiento de la Iglesia en el Calvario y en el Cenáculo.

Hoy celebramos su NACIMIENTO y les invito a todos ustedes a “NACER”… Sí queridos hermanos, tenemos que nacer al amor, nacer y a la solidaridad, nacer a la cercanía, nacer cada día a la responsabilidad y al servicio, nacer a la misericordia y a la ternura, nacer a la compasión, nacer a la libertad, nacer a una VIDA CRISTIANA AUTÉNTICA.

Cuando se celebra el NACIMIENTO de alguien, le damos un REGALO. Pensemos todos, ¿QUÉ LE VOY A REGALAR A MARÍA EN SU DÍA? ¿Qué estás dispuesto tú a regalarle? Será, sin duda un regalo que cada uno le dará desde su propia realidad de vida.

Pero de manera especial ustedes, Francisco y Stalyn, también ustedes, Danilo, Jimson, Lenin y Jesús, piensen en su corazón en este momento qué le van a regalar a María y, a través de Ella, qué le van a regalar al Señor.

Como María, ustedes le regalan a Dios su “SÍ”, un sí total y pleno, un sí lleno de ilusión, decidido y valiente, un sí confiado, aunque exista temor, un sí que cambiará totalmente sus vidas, en forma particular las de ustedes, Francisco y Stalyn, que inician ya su camino final hacia el sacerdocio.

Es un “SÍ” que lo dan en la plenitud de sus vidas. Un sí para el cual han tenido que luchar y vencer tantos obstáculos, pero han sido perseverantes. Cuando estén quizás cansados o con dudas, vuelvan a este día, a este “primer amor”, a este “sí” y sientan renovar sus vidas y su entrega.

El Papa Francisco, hablando del “sí” de María, nos dice: “Es una frase breve, que no habla de gloria o de privilegio, sino solo de disponibilidad y de servicio… María no se exalta frente a la perspectiva de convertirse en la madre del Mesías, sino que permanece modesta y expresa la propia adhesión al proyecto del Señor”.

A ustedes, a todos, pero de manera especial a ti Francisco, y a ti Stalyn, que este “sí” que darán hoy sea un gran regalo a Dios y a los hermanos y lo vivan siempre, como María, en disponibilidad y servicio.

Y éste sería el segundo regalo, el SERVICIO. Nuestra vida de hombres consagrados a Dios y a los hermanos debe tener esta característica del servicio. Y el Diaconado se caracteriza por el servicio.

Francisco y Stalyn, les recuerdo que deben SERVIR, SERVIR, SERVIR, AUNQUE ESTÉN CANSADOS, SERVIR, AUNQUE LA GENTE LOS CANSE. Y les cansarán, ya lo verán, pero vivan cada día su ministerio diaconal en el servicio. Vívanlo hoy y vívanlo mañana, siempre sirviendo, no busquen nada más que servir. Sirvan hoy como Diáconos, y sigan sirviendo mañana como sacerdotes, porque el sacerdocio no se entiende sino desde el servicio, jamás desde “servirse” de él.

El tercer regalo que ustedes deben hacer hoy es el del GOZO Y LA ALEGRÍA. A veces uno encuentra sacerdotes cansados, aburridos, como que han perdido el rumbo de su ser sacerdotal o han perdido la ALEGRÍA de su VOCACIÓN. No sean ustedes, todos ustedes mis jóvenes seminaristas y ustedes dos Francisco y Stalyn, así. Vivan alegres, con gran gozo, a pesar de los problemas y las situaciones difíciles, que no faltarán, a pesar de envidias o celos. Sean hombres ALEGRES, SIRVIENDO y AMANDO A SU PUEBLO, que siempre deberá ser para ustedes un regalo de Dios.

Hay otros regalos que pueden dar a María y al Señor. Regalen GRATITUD, porque Dios los llamó y los sacó de una tierra sencilla, de esta tierra de Tucuso, de Guayaquil, Perú, Quito o Machachi, los llamó y como nos pide Francisco, “nunca olviden de dónde fuimos sacados”.

 

Regalen también VALENTÍA, ESFUERZO, SACRIFICIO, AMOR, VOLUNTAD, CONSTANCIA, PERSEVERANCIA, ILUSIÓN, OBEDIENCIA, DISPONIBILILDAD y ENTREGA.

Y por último, regalen CONFIANZA EN LA PROVIDENCIA. Cuando se entreguen todo a los demás, sin buscar el propio beneficio, se darán cuenta de que el Señor nunca les fallará. Sean hombres de Dios en la misión que hoy comienzan. No será “su camino”, será siempre “el camino de Dios”. Y como María, recorran ese camino “arriesgándose”. María dejó todo, una adolescente que se arriesgó todo por un llamado que le hizo Dios.

El Papa nos dice que “Hay que arriesgarse al amor”. Sí, hay que arriesgarse a ser pastores marcados por el amor. Eso espero de ustedes, eso espero de esta semilla que voy sembrando en el corazón de seminaristas y de los que voy ordenando, que sean pastores auténticos, valientes, fraternos, unidos, decididos, pero, sobre todo, pastores que apacientan el rebaño. ASÍ SEA.