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VIVAN LA NOVEDAD

HOMILÍA EN LAS BODAS DE PLATA SACERDOTALES PP. SERVIO ROJAS, SDB Y MIGUEL TORIZ, SDB

Por Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb

Quito, 25 de junio de 2023

Hoy es un día de Fiesta para esta Parroquia. Bajo la mirada de nuestra Madre la Auxiliadora, celebramos las Bodas de Plata Sacerdotales del P. Servio Rojas, sdb, su párroco y del P. Miguel Tóriz, sdb, miembro de la Comunidad del Centro Salesiano de Formación Permanente. Demos gracias a Dios por la vida de estos dos queridos hermanos sacerdotes y unámonos a la alegría y a la oración de ellos al celebrar sus Bodas Jubilares.

Celebrar es un “mirar hacia atrás”, es un volver a recorrer un camino, es el detenerse en la memoria del camino recorrido; pero es al mismo tiempo un soñar con el futuro con ilusión, como soñó nuestro padre Don Bosco.

Yo me imagino, Servio y Miguel, que, en estos días, han mirado hacia atrás, han visto todo un camino recorrido, una vida salesiana y sacerdotal plena, sencilla, alegre, pobre, comprometida y entregada siempre en medio de los jóvenes. Una vida en la que ha habido ilusiones, problemas, esperanzas como también desesperanzas, momentos duros de incertidumbre y sequedad para luego florecer en plenitud.

Posiblemente han recordado ese primer “sí” a la llamada del Señor en sus años de juventud y que hoy renuevan con convicción y profunda fe. Hay mucho que celebrar y también hay mucho de qué pedir perdón, y hoy deben hacerlo, siendo los dos conscientes de la misericordia de Dios en sus vidas. Siempre ha estado Dios en ella, con su amor y con su misericordia… por esto decimos GRACIAS.

Las lecturas de este domingo nos invitan a afrontar los desafíos del presente con esperanza, como virtud de todo creyente. La primera lectura nos presenta la experiencia del profeta Jeremías. Algunos denominan este pasaje como “las confesiones de Jeremías”. Estén tranquilos, no voy a pedirles, Servio y Miguel, que ustedes hagan hoy públicas sus “confesiones”. Jeremías vive en tiempos de crisis, de incertidumbres y desorientación. Desde su vivencia profunda en Dios, él denuncia las causas que han llevado a este estado de cosas y propone la necesidad de cambiar. ¿Será fácil la misión del profeta? No, no lo es, como no es fácil la misión y la vida de ningún profeta, como no ha sido fácil la vida y la misión de ustedes. Jeremías sufre en primera persona las consecuencias de esta misión, que no es comprendida ni aceptada por las autoridades. Es perseguido, va a la cárcel, intentan matarlo. El profeta, en estas hermosas líneas, nos muestra su corazón y nos indica cómo el sufrimiento y los problemas, lejos de desalentarlo, lo hace renovar su confianza en Dios, en un Dios que nos salva, en un Dios de la vida.

Todo cristiano enfrentará problemas y diríamos hasta persecución si quiere ser fiel a misión en medio del mundo. Los problemas no están exentos, las incomprensiones tampoco. Pero no hay que desalentarse, pero como Jeremías debemos decir: “El Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo”.

Servio y Miguel, el Señor ha estado con ustedes dos a lo largo de estos veinticinco años y seguirá estándolo si ustedes ponen toda su confianza en Él y no en sus planes personales. Sigan buscando hacer la voluntad de Dios en sus vidas, sigan respondiendo a ese “sí”, hoy con la madurez de sus años y con la alegría del camino recorrido, y como el salmista, vean siempre la “gran bondad” del Señor en sus vidas. Repitan con él: “Por ti he aguantado afrentas… Pero mi oración se dirige a ti… que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude”.

En el Evangelio, Jesús después de enseñar a sus discípulos, los envía y los orienta en la tarea que van a emprender. Compartir el Evangelio implica arriesgarse y conlleva dificultades. Es la confianza en Dios la que nos la fuerza para hacer frente a este desafío.

Por eso, las palabras de Jesús se las dirijo a ustedes dos, queridos Servio y Miguel: “No tengan miedo; no hay comparación entre ustedes y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del Cielo”.

A ustedes dos, mis hermanos en Don Bosco, les pido hoy, en esta celebración de sus Bodas de Plata Sacerdotales, el que VIVAN LA NOVEDAD. Recuerden que “¡Dios hace nueva todas las cosas!”. Dios nunca se repite. Hay que saber vivir la novedad de Dios en nuestras vidas y ustedes tienen que vivir la novedad de Dios en su vida salesiana y sacerdotal. No puede ser un sacerdocio de ayer, de pasado, de años vividos, no, eso no. Debe ser un sacerdocio de hoy, un sacerdocio lleno de novedad, un sacerdocio de futuro, de alegría, de nuevas vivencias que vendrán si están abiertos a Dios, a las “sorpresas de Dios”, como dice Francisco.

Servio y Miguel, vivan la PERMANENTE NOVEDAD DEL EVANGELIO y de nuestra condición de cristianos. Vivir la NOVEDAD en el sacerdocio, les llevará a no acostumbrarse, a no acomodarse, a no instalarse en una vida cómoda, cansada, adormilada, sin capacidad de asombro, sin apertura efectiva y afectiva a la Providencia, sin demanda de conversión permanente.

El celebrar sus 25 años de Sacerdocio, les compromete a asumir el compromiso de seguir viviendo la novedad y alegría de la ordenación…como en el primer día, abiertos a lo que Dios vaya poniendo en su vida cada día, enviados a los jóvenes más pobres y de la mano de la Auxiliadora, la Virgen de los “tiempos difíciles”.

Francisco nos dice: “La novedad nos da siempre un poco de miedo, porque nos sentimos más seguros si tenemos todo bajo control, si somos nosotros los que construimos, programamos, planificamos nuestra vida, según nuestros esquemas, seguridades o gustos… no tengamos miedo a que Dios nos lleve por caminos nuevos, nos saque de nuestros horizontes con frecuencia limitados, cerrados, egoístas, para abrirnos a los suyos”. Esta novedad de Dios en nuestras vidas es la que nos da la verdadera alegría, la verdadera serenidad, porque Dios nos ama y siempre quiere nuestro bien.

Servio y Miguel, ábranse siempre a esa NOVEDAD, sean sacerdotes en continua novedad de entrega, de servicio, de respuesta, de compromiso pastoral, de fraternidad y de misión juvenil. Novedad de Dios en sus corazones para que puedan transmitir a los demás un Dios siempre nuevo, un Dios que ama y que perdona, un Dios cercano y misericordioso, un Dios alegre y de esperanza. Háganlo con nuestro carisma salesiano, sean constructores de un mundo joven para los jóvenes. ASÍ SEA.