Arquidiócesis
Carlos Durán y Esteban Naranjo fueron ordenados sacerdotes
José Colmenárez
El pasado sábado 21 de agosto, se llevó a cabo la ordenación de dos nuevos sacerdotes para el servicio de la Arquidiócesis de Quito; la misa fue presidida por Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, en compañía de sus dos Obispos Auxiliares, Mons. Danilo Echeverría y Mons. David de la Torre, ss.cc.
Estas ordenaciones brindan una esperanza a la Iglesia de Quito que ha sufrido la muerte de muchos feligreses y varios sacerdotes durante esta pandemia.
Los nuevos sacerdotes son los PP. Carlos Durán y Esteban Naranjo, el primero de ellos, se sumará al equipo formador del Seminario Mayor “San José”, mientras que el P. Esteban, tendrá como destino, la dirección pastoral de los colegios de la Red Arquidiocesana de Educación (REDA-Q).
En la homilía, el Sr. Arzobispo instó a los nuevos presbíteros a no tener miedo de salir y anunciar “la locura del amor de Dios”, recalcó que “toda llamada a dar la vida es sin duda una ‘locura’ en medio de este mundo que ve la vida de manera diferente”.
“En la locura del amor, sean sacerdotes alegres, decididos, entregados y consagrados a su misión. Sean sacerdotes en todo tiempo y en todo lugar, no descuiden su familia, sus amigos, pero no dejen de buscar y llegar siempre al hombre concreto de hoy, al joven de hoy, lleno de inquietudes y que les pedirá una respuesta, un signo, un Dios al que quieren conocer. Sean también profetas de fraternidad, esa fraternidad que tanta falta nos hace”, añadió.
Por otro lado, Mons. Espinoza, invitó a los PP. Carlos y Esteban a arriesgarse a amar, “Ustedes, al igual que Jesús, amen. Él nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor. Este camino no es un simple precepto, es una vida, es Jesús mismo, y todos debemos caminar también por este camino”.
Finalmente citando las palabras del Papa Francisco, Mons. Espinoza les recordó a los nuevos sacerdotes que “’El mandamiento del amor no es una simple provocación, sino es el espíritu del Evangelio” … y que, “Si la meta fuera imposible, el Señor no nos hubiera pedido que la alcanzáramos’”