Arquidiócesis
Clero de Quito se reunió de forma online para celebrar el “día del sacerdote”
El Comercio.-
A través de una plataforma digital (Zoom), 150 sacerdotes lograron conectarse la mañana del pasado jueves, 9 de abril del 2020. La tradicional reunión fue presidida por monseñor Alfredo Espinoza, arzobispo de la Arquidiócesis de Quito.
Cada año, en este día se acostumbra a celebrar la Misa Crismal, un encuentro esencial para el mundo católico porque en esa conmemoración ocurren tres cosas: los sacerdotes renuevan sus votos, se consagra el Santo Crisma y se bendicen todos los óleos que se utilizarán durante el resto del año en los bautismos, unciones de enfermos, confirmaciones… en las diferentes parroquias eclesiásticas.
Por eso mismo, anotó monseñor Espinoza, desde El Vaticano, la Sagrada Congregación para el Culto Divino concedió a todos los religiosos la facultad de celebrar la misa de la Cena del Señor aunque sin pueblo, por la pandemia del covid-19. Se omitirá el lavatorio de pies y la procesión al final de la misa donde se lleva el Santísimo.
Con relación a la liturgia de bendición de los óleos, santo crisma, óleo para los enfermos y óleo para los catecúmenos, los obispos del mundo tienen la facultad para celebrarla en una fecha posterior. En Quito se lo hará el 29 de junio, adelantó monseñor Espinoza.
Solo en la Arquidiócesis de Quito hay 450 sacerdotes. En el 2019, en la Catedral Primada de Quito se dieron cita más de 300 sacerdotes de la Arquidiócesis quienes vestidos con albas blancas participaron de la ceremonia que duró algo más de dos horas. Posteriormente, a cada uno se le entregó los óleos y aceites para sus respectivas parroquias. Este año se dejará para junio, pero sí hubo el encuentro 'online' entre el Arzobispo y sus sacerdotes.
Desde esa ‘Catedral virtual’ les hizo llegar su saludo. En este Jueves Sacerdotal, en el día de los religiosos, monseñor Espinoza dijo a los religiosos: “quiero dejarles tres palabras, claras y sencillas, pero que quiero lleven un mensaje a sus vidas: gracias, ánimo y esperanza”. Ustedes y yo, les dijo, "debemos ser testigos de esperanza para nuestro pueblo, pero, no podemos ser testigos no creíbles. No puedo mover a la esperanza si mi corazón está desesperanzado ante lo que estamos viviendo”.