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Arquidiócesis

Jubileo de los Monaguillos: Una Fiesta de Fe y Servicio en Quito

Quito, 2 de junio de 2025

En el marco del Jubileo “Peregrinos de la Esperanza”, este sábado se llevó a cabo el Jubileo de los Monaguillos, un encuentro que congregó a más de 2.200 monaguillos provenientes de la gran mayoría de las parroquias de la Arquidiócesis de Quito. La jornada se desarrolló en las instalaciones de la Unidad Educativa Giovanni Antonio Farina y estuvo presidida por el Arzobispo de Quito, Monseñor Alfredo José Espinoza Mateus, sdb.

La jornada contó también con la participación de los Obispos Auxiliares de Quito, Monseñor David de la Torre, sscc, y Monseñor Danilo Echeverría, y un gran número de sacerdotes, quienes compartieron con los monaguillos en los distintos momentos del evento, animándolos con su cercanía y palabras de aliento.

El evento tuvo como objetivo fortalecer la identidad y el servicio de los monaguillos, quienes desempeñan un papel esencial dentro de la vida litúrgica de la Iglesia. Como servidores del altar, los monaguillos no solo asisten en la celebración de la Eucaristía, sino que también son testimonio vivo de generosidad, compromiso y amor por Cristo y su Iglesia.

Durante la celebración, Monseñor Espinoza destacó el valor de los monaguillos y expresó su agradecimiento por su entrega y alegría en el servicio. En ese contexto, el Arzobispo anunció el nombramiento del P. Ángel Tapia como Delegado Arquidiocesano de Monaguillos, quien asumirá la misión de acompañar, formar y animar a estos niños y jóvenes en su camino de fe, teniendo como ejemplo a Santo Domingo Savio.

Durante su homilía, Monseñor Espinoza dirigió un mensaje cercano y motivador a los monaguillos, destacando cuatro palabras claves que deben marcar su camino: sacrificio, generosidad, testimonio y servicio.

El Arzobispo compartió también que este Jubileo del Monaguillo nació como un sueño personal, fruto de su deseo de reunir y animar a los niños y jóvenes servidores del altar. Expresó su alegría por la gran respuesta y manifestó su esperanza de que este encuentro se repita cada año como parte de la vida pastoral de la Arquidiócesis.

La jornada incluyó espacios de animación, juegos inflables, la presentación de la unidad canina de la Policía Nacional y, como centro de la celebración, la Santa Misa, vivida con profunda devoción por los participantes.

El Jubileo del Monaguillo fue un signo visible de una Iglesia viva y joven, que camina con esperanza y alegría, y que valora profundamente el servicio silencioso pero vital de quienes, desde pequeños, responden al llamado de Dios en el altar.

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