Arquidiócesis
Arzobispo de Quito ordenó a tres sacerdotes y cinco diáconos para la Orden de los Frailes Menores
José Colmnenarez
En la Iglesia San Francisco de Quito y a los pies de la imagen de Jesús del Gran Poder, el Arzobispo de Quito y Primado del Ecuador, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, ordenó a tres sacerdotes y a cinco diáconos transitorios el pasado 30 de enero.
La orden sacerdotal fue conferida a los frailes menores David Auqui, Jonatan Rodríguez y a Oscar Castro, y la orden diaconal a los frailes menores Fabricio Pazmiño, Guillermo Quishpi, José Rivera, Luis Álvarez y Víctor Rodas.
Acompañado por el Ministro Provincial, el P. Fray Jesús Barahona, ofm, y de otros sacerdotes de la Provincia Franciscana del Ecuador, Mons. Alfredo Espinoza, recalcó que la respuesta que han dado los nuevos ordenados al Señor, ha sido una respuesta de “hombres que buscaron algo más y que lo encontraron dentro de la Comunidad Franciscana y el espíritu del pobre de Asís”.
Les exhortó a no buscar honores, una carrera, prestigio, halagos o dinero, sino que deben buscar constantemente al Señor. “Busquen siempre al Señor y al buscar al Señor, busquen servirlo en los más pobres y desde la pobreza de su espíritu Franciscano. Recuerden a Francisco de Asís que les dice: «Predica el Evangelio en todo momento y cuando sea necesario utiliza las palabras»”, Destacó.
En esa misma línea, el Arzobispo les invitó a predicar “con sus vidas, con su entrega, con su darse a los demás. Prediquen el Evangelio curando las heridas de los más pobres, porque «Quien acaricia a los pobres toca la carne de Cristo» (Francisco). Allí es donde encontraran al Señor, allí será siempre donde los conducirá su búsqueda, allí es donde vive el Señor y allí, sirviendo y amando a los pobres, es donde deben quedarse siempre”.
De igual forma les invitó a ser “buenos pastores” teniendo como imagen a Jesús el Buen Pastor. “Sean cómo Él y actúen en persona de Él en medio de su rebaño apacentando siempre con amor. Sean «buenos pastores» sin excluir a nadie”.
“Deberán pastorear siempre con mirada amorosa, corazón grande y sencillez de vida acogiendo a todos. Deberán pastorear siendo ministros de la comunión, que celebran y viven, que ofrecen sus manos para levantar al caído, que escuchan con paciencia los problemas y acompañan los pasos de las personas, prodigando el perdón divino con generosa compasión. Deberán pastorear con espíritu franciscano que se escribe con «F» de fidelidad, fraternidad, fe y fortaleza”, agregó.
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