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Arquidiócesis

Quito recuerda, un año después, la gracia del 53º Congreso Eucarístico Internacional, bajo el lema "Fraternidad para sanar el Mundo"

Quito, 15 de septiembre de 2025

Hace un año, el 15 de septiembre de 2024, la ciudad de Quito vivía un momento histórico con la clausura del 53º Congreso Eucarístico Internacional, que durante ocho días convirtió a la capital ecuatoriana en una auténtica “gran tienda eucarística”. La Statio Orbis, fue celebrada en el Parque Bicentenario y presidida por el Legado Pontificio, Cardenal Baltazar Porras.

Ocho días de encuentro y fraternidad

El Congreso, celebrado del 8 al 15 de septiembre de 2024, reunió a miles de participantes de más de sesenta países bajo el lema “Fraternidad para sanar el mundo”. La misa de apertura, en la que 1.600 niños recibieron su Primera Comunión, fue uno de los momentos más emotivos, símbolo de esperanza y de futuro para la Iglesia. La misa de apertura, celebrada en el Parque Bicentenario, fue uno de los momentos más significativos: más de 1.600 niños recibieron su Primera Comunión.

Durante los días siguientes, teólogos, pastores y laicos reflexionaron sobre los desafíos de la Iglesia y la sociedad en conferencias como “Mundo herido”, “Fraternidad redimida en Cristo”, “Eucaristía y transfiguración del mundo” y “Por una Iglesia sinodal”. Entre los ponentes destacaron el cineasta español Juan Manuel Cotelo, la Hna. Daniela Cannavina, el Cardenal Mauro Gambetti y el obispo estadounidense Andrew Cozzens, cuyas intervenciones invitaron a descubrir la Eucaristía como fuerza transformadora.

El 14 de septiembre, víspera de la clausura, se vivió la solemne Procesión Eucarística por el Centro Histórico, desde San Francisco hasta la Basílica del Voto Nacional, donde miles de fieles acompañaron al Santísimo Sacramento. Las calles del centro fueron adornadas con alfombras florales, expresión de arte y fe popular, mientras que cientos de monaguillos con sus campanas abrían paso a la procesión.

Un Congreso que dejó huella

En este primer aniversario, el Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, compartió el pasado 10 de septiembre una carta titulada “El Pan de la Fraternidad: Compromiso desde la Eucaristía”. En ella recordó que aquel Congreso no fue un evento aislado, sino un punto de partida para una Iglesia llamada a ser signo de fraternidad en medio de un mundo herido por la violencia, la injusticia y la exclusión.

El Arzobispo expresó gratitud a cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, laicos y jóvenes que participaron, así como al Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales. También destacó un fruto concreto: el proyecto social “El Pan de la Fraternidad”, que busca la creación de cien comedores parroquiales en cuatro años. A la fecha, treinta ya están en funcionamiento, brindando alimento y esperanza a los más pobres.
Quito, capital de la fraternidad

La memoria del Congreso sigue viva en Quito, “la Carita de Dios”, que durante aquellos días se transformó en punto de encuentro cultural, espiritual y social. El testimonio de fraternidad que se proyectó desde la “Mitad del Mundo” continúa resonando en toda la Iglesia universal, mientras la posta ha sido entregada a Sídney, sede del 54.º Congreso en 2028, cuyo lema ya ha sido aprobado por el Papa León XIV y que se dará a conocer próximamente.

Hoy, un año después, la Arquidiócesis de Quito renueva su compromiso: ser “misioneros eucarísticos y misioneros de fraternidad”, como recordó el Arzobispo en su carta. La Eucaristía, celebrada y compartida, sigue siendo el verdadero pan que une a los pueblos y que impulsa a construir un mundo más humano y solidario.

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