Skip to main content

Arquidiócesis

Quito, luz que no se apaga: Misa y Te Deum por los 491 años de la fundación de la ciudad

Quito, 19 de noviembre de 2025

Quito inició sus fiestas de fundación poniendo a Dios en el centro. La mañana de este miércoles 19 de noviembre, la Basílica de Nuestra Señora de La Merced se llenó de autoridades y fieles para la solemne Misa y Te Deum por los 491 años de la ciudad, un momento de acción de gracias y súplica para que la “Carita de Dios” siga siendo tierra de fe, fraternidad y esperanza.

La Eucaristía fue presidida por el Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, junto a sus obispos auxiliares, Mons. David de la Torre, sscc, y Mons. Maximiliano Ordóñez, y varios sacerdotes. Participaron el Alcalde del Distrito Metropolitano de Quito, Pabel Muñoz, la Vicealcaldesa, María Fernanda Racines, concejales, cuerpo diplomático, autoridades militares y civiles, en un gesto que unió fe, historia y compromiso por la ciudad.

Durante la celebración se realizó el encendido del cirio en honor a Quito, signo de Cristo resucitado y de su luz que guía el caminar de la ciudad.

En su homilía, Mons. Espinoza meditó las palabras de Jesús: “Ustedes son la sal de la tierra… ustedes son la luz del mundo”, aplicándolas a la historia y vida de Quito, “tierra de fe, cuna de santos y herencia viva que ilumina no solo al Ecuador, sino a toda América”.

Señaló que esa luz no es un adorno del pasado, sino una tarea para el presente: ser luz es mostrar caminos de justicia cuando muchos prefieren callar, perdonar donde la violencia quiere imponerse, escuchar cuando la sociedad grita, defender la vida y la dignidad de cada persona, especialmente de los más frágiles. Ser sal, añadió, es preservar la familia, la honestidad y el bien común, poniendo el sabor de la unidad, de la escucha y del trabajo conjunto, especialmente entre las autoridades llamadas a servir.

Antes de la bendición se cantó el solemne Te Deum, antiguo himno de la Iglesia cuyo nombre significa “A ti, Dios”. Con este canto, la Arquidiócesis y las autoridades agradecieron al Señor los 491 años de historia de la ciudad y pusieron en sus manos el futuro de Quito, pidiendo que vuelva a ser faro de esperanza, espacio de encuentro y hogar de fraternidad y paz para todos, especialmente para los más olvidados.

    Suscríbete a nuestro canal de WhatsApp y recibe nuestras principales noticias