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Arquidiócesis

Reseña de la Santa Cruz reunió a cientos de fieles en la Catedral Metropolitana

Quito, 16 de abril de 2025

Cientos de fieles se congregaron en la Catedral Metropolitana de Quito para vivir con profunda devoción el rezo de vísperas del Miércoles Santo, que culminó con la celebración de la Reseña, también conocida como el Arrastre de Caudasy la bendición con el Lignum Crucis, reliquia de la Verdadera Cruz de Cristo.

Esta celebración, única en el mundo y cargada de simbolismos, tiene lugar cada Miércoles Santo al atardecer y representa la apoteosis de la Cruz Redentora. Durante la homilía, el Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, reflexionó sobre el poder salvífico de la cruz: “Hoy miramos a la cruz, elevamos nuestra mirada hacia ella que es fuente de nuestra salvación. Una cruz que es muerte, una cruz que es vida, una cruz que es esperanza”.

El Señor Arzobispo también se refirió a la compleja situación que atraviesa el país, marcada por la violencia, el desempleo, la pobreza y la incertidumbre: “Ante la realidad de muerte y desesperanza que vivimos, invito a todos a mirar a Jesús con su cruz, que recorre nuestras calles y carga nuestros miedos, nuestros sufrimientos…”.

En el marco del Año del Jubileo, Mons. Espinoza destacó que la cruz debe ser vista como símbolo de esperanza, recordando que “el amor y la misericordia de Dios son más fuertes que el sufrimiento y la muerte”.

El sentido y origen de la Reseña

En este caso la palabra “Reseña” se toma en el significado de “revista que se hace de la tropa”. El cabildo de canónigos y los vicarios episcopales, presididos por su Prelado, representan a la tropa o ejército del rey eterno: Jesucristo.

Es por ello, que los canónigos y los vicarios episcopales, vistiendo capas magnas, bonetes cubiertos por cogullas y caudas de más de cuatro metros de largo, caminaron a paso lento, por los laterales de la catedral, portando además, el lábaro de la cruz, que es la bandera negra con una cruz roja, mientras que el Arzobispo de Quito, acompañado de sus obispos auxiliares, portaba la Reliquia de la verdadera Cruz, en la cual, nuestro Señor Jesucristo murió por la salvación del mundo.

Posterior a ello, los canónigos y vicarios episcopales se postraron frente al altar mayor, y el Arzobispo dejando la reliquia de la Verdadera Cruz de Cristo sobre una base de madera, y tomando en sus manos la bandera negra, la batió sobre el altar; luego sobre canónigos y vicarios episcopales y finalmente a los fieles que se encontraban en el lugar. 

Tras batir la bandera, el Arzobispo dio tres golpes en el piso, que significan los días que Jesús estuvo en su tumba. Los sacerdotes se levantaron del suelo representando su resurrección y reviviendo el momento de la resurrección de Jesucristo. De esta manera finalizó esta importante celebración para el pueblo de Quito.

Al término de la celebración Mons. Alfredo Espinoza impartió la Bendición con el Lignum Crucis, reliquia de la verdadera Cruz de Cristo. 

Esta tradicional liturgia reafirma la fe del pueblo quiteño y su vínculo con la cruz como signo de vida, redención y esperanza.

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